En la escuela donde ellos van, los prejuicios y las bandas son muy comunes. No son agresivos ni nada parecido, mas hay cosas malas que opacan las buenas. Ryan es un chico rockero y Katherine es una chica gótica. Desde el mismísimo instante en que los metálicos ojos de Katherine y los marrones claros de Ryan conectaron, quedan perdidamente enamorados el uno del otro. Pero claro, cada uno tiene su bando, y estas son las respuestas que conseguirían cada uno si preguntara hacerse amigo de otros.
—¿Hacerse amigo de esos depravados? ¡¿Estás de coña?! ¡No quiero que me contagie la locura carnal! —diría un gótico.
—¿Acaso quieres volverte satánico? ¡Antes rompo mi guitarra favorita! —diría un rockero.
Aunque unos dicen vivir la vida de góticos y rockeros de una manera, en realidad no siempre es así. Ryan conoce el verdadero significado de ser rockero. Katherine conoce el verdadero significado de ser gótico. Y ambos saben que, pese a las diferencias de cultura, es lo mismo que ser negro o blanco.
—No podría definir con exactitud qué es lo que me atrae de ti, pero desde que te vi con ese vestido negro victoriano, tu pálida piel deslumbrar, tus párpados pintados de negro junto a tus uñas y tus labios, tu cabello carbón y tus preciosos ojos azul metálico, no he podido apartar mi mirada de ti.
—Y yo desde que te vi con esa sudadera negra tapando tus cabellos dorados opacados con la capucha, con los guantes de tachas y esos pantalones rasgados, llamaste mi atención como nadie en esta escuela.
Y aunque para los ojos de sus “amigos” esté mal, ninguno de los dos puede ocultar el amor que sienten por el otro.
*Basada en un hecho real que me ocurrió a mi (aunque más exagerado y embellecido).
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